El guacamole, un acompañante icónico en la mesa de los estadounidenses, enfrenta un posible aumento de precio, pero esto no ha disminuido su popularidad. México, proveedor de más del 90 % de los aguacates consumidos en Estados Unidos, atraviesa desafíos climáticos y comerciales que están impactando el suministro.
En las primeras semanas del año, las exportaciones mexicanas de aguacates a Estados Unidos cayeron un 26 % en comparación con el mismo periodo del año pasado, según Rabobank. Además, la sequía que afectó al estado de Michoacán, corazón de esta industria, redujo tanto la cantidad como el tamaño de los frutos. Esto ha generado una diferencia significativa en los precios: mientras los aguacates grandes tienen costos elevados, los más pequeños son menos valorados en el mercado.
El precio de una caja de aguacates ha llegado a duplicarse, mientras que factores como los posibles aranceles del 25 % a las importaciones mexicanas, planteados por el expresidente Donald Trump, podrían ejercer más presión sobre el mercado. Sin embargo, expertos como Álvaro Luque, director ejecutivo de Avocados From Mexico, destacan que los consumidores estadounidenses están dispuestos a pagar más por su fruta favorita.
¿Cambiarán los hábitos de consumo con la incertidumbre en el mercado del aguacate?
“El aguacate se ha convertido en un producto esencial para los estadounidenses. La gente está enamorada de esta fruta y su consumo no se detiene”, afirmó Luque. Este sentimiento se ve reforzado durante el Super Bowl, que cada febrero representa el día de mayor demanda de aguacates en el año.
Para aliviar la situación, algunos actores de la industria están explorando alternativas. Países como Perú, Chile, Colombia y República Dominicana han comenzado a ganar terreno como proveedores potenciales. Según Gabriel Amaro, director del grupo industrial peruano AGAP, las exportaciones peruanas, aunque pequeñas, podrían redirigirse desde Europa hacia el mercado estadounidense. “Esta es una oportunidad para Perú, aunque esperamos que México supere esta etapa”, señaló.
Mientras tanto, estrategias como la conservación de aguacates en cámaras frigoríficas durante seis semanas y la diversificación de fuentes de importación han ayudado a mitigar los impactos inmediatos. No obstante, la dependencia estadounidense de México sigue siendo alta, especialmente en invierno, cuando el país produce cerca del 95 % de los aguacates consumidos en Estados Unidos.
Pese a los desafíos, el futuro del guacamole parece prometedor. Con una demanda sólida y el compromiso de la industria por mantener el suministro, los estadounidenses seguirán disfrutando de este alimento tan apreciado, aunque ahora más conscientes del esfuerzo detrás de cada fruto.